El masaje relajante tiene como beneficio fundamental y evidente el de relajar, tonificar el sistema nervioso y disminuir el cansancio. Además, se produce una bajada del tono muscular que ayuda a eliminar los dolores tensionales, produciendo un efecto de bienestar físico y anímico que nos sume en una agradable sensación de placentero sosiego, algo absolutamente terapéutico a niveles psíquicos y físicos.
Con el masaje activamos la circulación sanguínea consiguiendo una mejor oxigenación de nuestro organismo y una mejora en el metabolismo que hace que nuestro cuerpo sienta un bienestar generalizado. La relación directa de la piel con el resto del organismo a través del sistema nervioso, hace que cuando se recibe un masaje, su efecto sea beneficioso tanto externamente como internamente.
Así pues el masaje relajante tiene como objetivo descargar el estrés y la tensión acumulada. Para ello éste se aplica de forma lenta, con movimientos pausados y largos pero con una presión firme y progresiva. El efecto de este tipo de masaje es una relajación y disminución del tono muscular, a través de un contacto no agresivo por parte del masajista.
Podemos resumir los beneficios de este tipo de masaje en distintos sistemas de nuestro cuerpo:
• Sistema muscular: Recupera la elasticidad de los músculos, contribuyendo a la desaparición de tensiones.
• Sistema nervioso:
transmite una sensación relajante al cerebro a través de los terminales nerviosos.
• Sistema circulatorio: activa la circulación sanguínea aumentando el aporte de oxígeno a los tejidos e incrementando el movimiento linfático.
• Sistema cutáneo:
elimina las células muertas de la piel, ayudando a que el cuerpo libere con mayor facilidad los desechos de los productos metabólicos.